miércoles, 11 de abril de 2012

Noble vandalismo


Muchos lo consideran un graffitero más, un individuo que ensucia las calles, y a su obra la califican como facilona, simple y a veces incoherente. Pero lo cierto es que hay más valores bajo las imágenes de Banksy que bajo los flashes publicitarios que nos rodean.

Las obras de Banksy hacen reflexionar a los ojos que las contemplan. No pueden dejar indiferente a nadie porque su objetivo es llamar la atención de los que están de su lado y sobre todo lo más importante, de los que no comparten sus ideas y actúan bajo los efectos del capitalismo llevado al extremo.

Su obra, para muchos sinónimo de vandalismo, es la más pura reivindicación del nuevo arte que huye del academicismo y que sale de las galerías para reivindicarse en las calles, denunciando hechos reales que suceden en un sistema que nos aprieta, nos ahoga y nos maltrata pero al mismo tiempo, un sistema en el que no dejamos de jugar. Incluso los sprays y la pintura que utiliza el artista, o las imágenes que luego convierte en plantillas están proporcionadas por el sistema. Pero no por ello debemos juzgar a este artista de incoherente, tal mención sería un argumento fácil para negar sus hazañas, porque no sólo debe juzgarse la obra, sino también su contexto y su proceso.

Si el arte debe provocar sensaciones la obra de Banksy sin duda se merece dicha distinción. Su obra es incisiva, realista y atractiva visualmente. Al espectador no le cuesta entender el significado de ésta; es un mensaje claro y persistente. Persistente porque hace que el espectador se cuestione ciertas actitudes, ciertos valores. Banksy intenta que nos despertemos del sueño capitalista y nos digamos a nosotros mismos “¿Qué estamos haciendo?, ¿cómo podemos tolerar esto?”.

Pero Banksy no es el precursor del Movimiento Stencil donde se aplegan estos graffitis por llamarlos de alguna forma tan cercanos a reivindicar la libertad de expresión. En los años de la dictadura italiana ya se utilizaba el Stencil para que la propaganda fascista fuese más directa y décadas después Blek le Rat ya adornaba las calles de París con esta técnica gráfica.

Que el británico no sea el único no significa que tenga que ser menos. Banksy innova y pese a que todas sus obras mantienen el tono crítico e irónico y tienen el mismo objetivo, el artista no deja de plasmar historias diferentes en diferentes ciudades y diferentes lugares.






1 comentario:

  1. Brillante análisis. Y precisamente has puesto una de mis obras favoritas, la segunda, metáfora del consumismo salvaje que nos lleva directos a un precipicio a velocidad exponencial.

    Y ya que mencionas la publicidad, esto piensa Banksy de la publicidad:

    http://vinetasdeernestorodera.blogspot.com.es/2012/02/bansky-sobre-la-publicidad.html

    ResponderEliminar