Muchos lo consideran un graffitero más, un individuo que ensucia las calles, y a su obra la califican como facilona, simple y a veces incoherente. Pero lo cierto es que hay más valores bajo las imágenes de Banksy que bajo los flashes publicitarios que nos rodean.
Las obras de Banksy hacen reflexionar a los ojos que las contemplan. No
pueden dejar indiferente a nadie porque su objetivo es llamar la atención de
los que están de su lado y sobre todo lo más importante, de los que no
comparten sus ideas y actúan bajo los efectos del capitalismo llevado al
extremo.
Su obra, para muchos sinónimo de vandalismo, es la más pura reivindicación
del nuevo arte que huye del academicismo y que sale de las galerías para
reivindicarse en las calles, denunciando hechos reales que suceden en un
sistema que nos aprieta, nos ahoga y nos maltrata pero al mismo tiempo, un
sistema en el que no dejamos de jugar. Incluso los sprays y la pintura que
utiliza el artista, o las imágenes que luego convierte en plantillas están
proporcionadas por el sistema. Pero no por ello debemos juzgar a este artista
de incoherente, tal mención sería un argumento fácil para negar sus hazañas,
porque no sólo debe juzgarse la obra, sino también su contexto y su proceso.
Si el arte debe provocar sensaciones la obra de Banksy sin duda se merece dicha
distinción. Su obra es incisiva, realista y atractiva visualmente. Al
espectador no le cuesta entender el significado de ésta; es un mensaje claro y
persistente. Persistente porque hace que el espectador se cuestione ciertas
actitudes, ciertos valores. Banksy intenta que nos despertemos del sueño
capitalista y nos digamos a nosotros mismos “¿Qué estamos haciendo?, ¿cómo
podemos tolerar esto?”.
Pero Banksy no es el precursor del Movimiento
Stencil donde se aplegan estos graffitis por llamarlos de alguna forma tan
cercanos a reivindicar la libertad de expresión. En los años de la dictadura
italiana ya se utilizaba el Stencil para que la propaganda fascista fuese más
directa y décadas después Blek le Rat ya adornaba las calles de París con esta
técnica gráfica.
Que el británico no sea el único no significa que
tenga que ser menos. Banksy innova y pese a que todas sus obras mantienen el
tono crítico e irónico y tienen el mismo objetivo, el artista no deja de
plasmar historias diferentes en diferentes ciudades y diferentes lugares.
Brillante análisis. Y precisamente has puesto una de mis obras favoritas, la segunda, metáfora del consumismo salvaje que nos lleva directos a un precipicio a velocidad exponencial.
ResponderEliminarY ya que mencionas la publicidad, esto piensa Banksy de la publicidad:
http://vinetasdeernestorodera.blogspot.com.es/2012/02/bansky-sobre-la-publicidad.html