martes, 28 de agosto de 2012

Grandiosa

Mi grandiosa.

Saber que me diste todo lo que sé y lo que aún desconozco. Me protegiste bajo tu manto de vida increíble.

Tus historias del más allá y tu fortaleza.

Por eso eres grandiosa. Por eso lo que siento, lo que veo, lo que tengo dentro se me escapa.

Demostrarte a ti grandiosa que eres el centro de mi felicidad y de mi tristeza. Que eres mortal, pero que siempre serás grandiosa.

Fuerte como ninguna. Destructora y al mismo tiempo bondadosa, ¿cómo puedes?

Grandiosa sin final. Eterna.

Madre. Después abuela. Protectora. Y de nuevo grandiosa.

En tus ojos el cielo más hermoso. El horizonte del mar más puro; cristalino.

Grandiosa. Infinita.

 Imposible expresar nada más.

jueves, 23 de agosto de 2012

Libre

Sin control, sin miedo, sin nada...

Sólo camino.

Ni siquiera dirección, ni siquiera un lugar que buscar.

Sólo tú.

Sin la cultura imperante.
Sin Occidente.
Sin papeles.

Sin NADA

Sin amor romántico.
Sin facilidades.
Sin matemáticas, sin estadísticas.

Sin ti.

Libertad, sin.

Camino sin camino, sin un destino, sin identidad, sin objetos, sin conceptos, sin precios...

Sin palabras escritas que dictaminen nuestras conciencias.

OLVIDAD DESPUÉS DE LEER

...o

no lo hagáis...

Corred, o no corráis.

No sigáis leyendo.

Pero...

Haced caso del alma.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Baires.

Se va soplando polvo... tierra y barro en las comisuras de las calles. Agua en las esquinas, y baldosas sueltas que salpican. Barriales y estruendos en las fisuras de los edificios. Manchas de humedad en las paredes. Colores grises, sus tonalidades mas sonadas. Reventadas e invernales las miradas, que van sumando humo al ambiente, a esa atmosfera sucia y encantadora. Asi sirenas como gritos, asi Tangos como mascaras escondiendo las emociones. Fria hasta en el mas profundo verano, oscuras hasta con la mayor de las luces, ese Times Square sin abundancia. Algunas chapas voladas, y otros modernos calcos, reflejo de las injustcias. Algunos trenes pintados, y unos cuantos subtes varados, en exigencia del hombre pobre. Tristeza en las tortillitas de Constitucion, y algunas ventas baratas que se escucha por los vagones. Mientras, yo solo intento capturar en mi memoria cada una de las sutiles bellezas de esta ciudad. Solo se trata de vivir, esa es la historia de Baglietto. Tambien hay pibes en el cajon de Paez, y el dulce hogar de Charly, en la morada de Spinetta. Alli, donde los sueños del pais son un par de chapas y unas cuantas frasadas, alli la encontre en cenizas, en Buenos Aires, junto con unos cuantos locos baleando  para Astor.

jueves, 2 de agosto de 2012

El gobierno de la desesperanza

Todo acaba convirtiéndose en polvo como fue en su origen, incluso todos aquellos fragmentos de ilusiones y de motivaciones que acostumbramos a regar en algún (varios) momento(s) de nuestra existencia. Actualmente ser optimista podría calificarse como un pecado demasiado grave por los encargados de manejar los hilos de esta fiesta de títeres. Y sin más, este dogma se nos es inseminado en nuestra cociencia diariamente, segundo a segundo, pasando de boca en boca, presentado con guarnición en la mesa.

Debe infundirse el miedo. Sin miedo no hay juego. Sin juego no hay fichas. Sin fichas no hay dinero. Sin dinero no hay ricos. Sin ricos no hay sistema. Sin sistema no hay miedo. ¿¡Eureka!?

En un plazo de X días tenéis que encerraros en vuestras casas y cerrar las ventanas. No podéis salir a la calle a gritar. No os podréis reivindicar. Enchufad la tele y creed en la verdad. No hagáis reuniones en grupo, porque el otro, el ser extraño, es malo. No os fieis de nadie, porque nadie os quiere. Si queréis ser amados comprarnos vuestra alma, porque que sepáis que somos nosotros los que la guardamos bajo llave. No arregléis nada. Destruid y comprar una nueva creación. Tenéis todas las posibilidades.

Y después de ese curioso momento de felicidad nos vimos desprotegidos por los que dijeron que nos amarían para siempre y tuvimos que poner la mano para no recibir nada. La gente más afortunada que pasaba por nuestro lado ni siquiera nos miraba. No teníamos nada. Nunca tuvimos nada.

Y ahora, tras perderlo todo por seguir su doctrina la esperanza se tambalea y se marea ella misma, y ni siquiera somos capaces de pensar. Nos han robado nuestra capacidad de pensar. Y tenemos miedo. Y queremos comprar ilusiones, pero ya no tenemos dinero. Y dicen que no nos prestan y que nos hechan a la calle; aquél lugar al que no nos dejaban salir antes. Y todos deambulamos de acera en acera sabiendo que necesitamos un plan. Pero somos tan diferentes. ¿Encontraremos la solución a los problemas derivados por esta fe capital?, ¿resurgirá nuestra esperanza para unirnos y hacernos más fuertes? En realidad somos invencibles, pero nunca hemos creído en eso...