lunes, 7 de mayo de 2012

No eres la casualidad

Cinco siglos como siempre no son casualidad, alguien tuvo que decidir como debía pasar el tiempo. Y el destello de tus ojos no es casual amiga, hermana, pieza... Me miras bajo el umbral del pasado, sabiendo que mi inconsciente te sintió en una parte remota de la historia.

Porque no creemos en la casualidad. Porque está todo escrito. Porque ellas nos protegen.

Y con nuestro humo nos vaciamos de lo que este mundo nos arroja y con nuestras manos irreales borramos los estigmas que nos han proporcionado durante estos años. Y no podrán cambiar jamás un ápice de nuestro amor irracional por las que nos regalaron el origen.

Nos dimos cuenta pues de que nos encontrábamos en la dicotomía entre nuestra libertad y entre el encadenamiento al que estábamos sujetas desde el primer segundo, y en el que se encontraban todos a los que nos debemos. De manera recíproca somos dueñas de cientos de fragmentos.

Yo soy ama y esclava.

Sentada sobre simples reproducciones encuadernadas de las fascinantes obras de Chagall, sólo puedo escucharla a ella. Su voz entona una canción de León Gieco y todo se detiene. La casa se acongoja pero nosotras nos atravesamos con la mirada y afortunadamente parece que al fin todo tiene un sentido. Y ella sigue cantando sin freno.

Ella es poesía, y su vida... Viviendo, sí, nada más.

No deja que cumpla con mis obligaciones. El tiempo se ralentiza y finalmente nos detenemos hipnóticas. Es entonces cuando su autora baja por unas escaleras suspendidas que conectan estos dos estados de las cosas y le coje de la mano. Ya están juntas otro día más; un segundo más para el ángel, uno menos para su piel. Y es en ese breve instante cuando ella le canta su canción. Una canción sin nombre, su mejor regalo.

¿Y cómo no reirá? Si sabe que el reino de los cielos es de ella. 






2 comentarios:

  1. Eli, esto no es tuyo? el ultimo párrafo es de la canción que te dedicó tu madre... porque no esta tu firma? todo lo anterior tiene tu estilo, lo es?

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  2. es de Irene.. lo escribio para mi, por eso acaba con la letra de Mary Agis... un besote abuela!

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